La increíble historia de la princesa Powataka y Miedoso de Noche

Cuadro 1
Amanecer

Sale el sol. Los tres dioses, una diosa y dos dioses: Luz de la Mañana, Sol del Mediodía, y Luz del Crepúsculo, están sentados uno encima del otro, de piernas y brazos cruzados, formando un tótem, en lo alto de la primera colina. Música de tambores.

Aurora:                             Y entonces, vino el frío.
Llegaron los días grises
y las noches heladas,
Se acabaron las perdices
y también las ensaladas.
¡Se marchitaron las flores…!
Las copas de los árboles
perdieron sus colores.
De piedra, como mármoles,
cayeron muertas las aves.
No quedó ni una lombriz,
ni una perdiz,
ni un canguro,
¡ni siquiera una cacatúa!

Y así llegaron los pueblos
al Valle entre dos Colinas.
Venían muertos de hambre,
muertos de sed, agotados,
hombres, mujeres y niños, 
niñas, jóvenes y ancianos.

Venían todos enfermos,
no quedaba ni uno sano.
Hasta el gran río llegaron
y estando allí se plantaron...
“¡Éste será de ahora en más nuestro territorio!
—dijeron.
¡Basta ya de caminar!
Que ya estamos muy cansados,
repodridos, reventados,
con los pelos congelados,
y las patas por el suelo…

Crepúsculo:                     ¡Basta ya de caminar!
                                            ¡Se acabó! No queremos
                                            seguir andando mugrientos,
                                            seguir cargando al abuelo,
                                            seguir juntando callitos
                                            y hongos entre los dedos.

Pausa. Luz del Mediodía está dormido. Luz de la Mañana lo sacude con fuerza. Despierta. Haciendo gestos le indican que le toca su parte. “¿A mí?”, pregunta por gestos, “¿Ahora me toca a mí?”. Los otros, enojados, mediante gestos, le dicen que sí. Piensa. No recuerda. Duda un momento y grita.

Mediodía:               ¡Sí! ¡Eso!
Aurora:                        Los pueblos permanecieron
                                      en el Valle entre dos Colinas.
                       Eran cuatro tribus:
                       La tribu de los Hombres-Con-Dientes-
                       De-Conejo-Rabioso...
Mediodía:               ¡Ja! ¡Esos eran los más miedosos!
Aurora:                       La tribu de los Hombres-Serpiente-
                                     Con-Pico-De-Pato
Mediodía:                   ¡Esos eran los más zapatos!
Aurora:                  La tribu de los Aguiluchos-Que-Comen-
                                    Mucho-Mucho-Mucho.
Mediodía:                Esos eran los más debiluchos.
Aurora:                       La tribu de los Hombres-Hormiga-Con-
                                     Cola-De-Ratón.

Pausa.

Crepúsculo:           ¿Y esos?
Mediodía:              Ah, no, de esos me reservo la opinión…
Aurora:                                Había una tribu al Sur.
Otra tribu fue hacia el Norte.
Aquellos marcharon al Este. 
Y estos otros al Oeste.                 

Yo lo vi, yo estaba ahí,
mi nombre es Luz de la Mañana.

Así comenzó la vida
En el Valle entre dos Colinas.
Los problemas, sin embargo,
eran muchos todavía.
Mediodía: ¿Ah, sí?
Aurora: ¡Claro!
Primero estaba el frío…
Los blancos glaciares
que avanzaban a lo lejos…
Mediodía: ¡Brrrr! ¡Brrrrrrr! ¡Brrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr!
Crepúsculo: ¡Y los osos!
Aurora: ¡Y los osos, por supuesto!
Acuciados por el hambre
por el viento y por el frío
                Atacaban a los hombres,
                a los viejos y a los niños.
Mediodía: ¡Ya! Y el problema de los murciegolas… quiero decir… murciegalos…. Quiero decir… ¡Murciélagos!
Crepúsculo: Y los escorpiones…
Aurora: ¡Y los bichos bolita!

Luz del Mediodía grita, salta, se pone pálido, se espanta. Luz del Crepúsculo emite un ligero temblor.

Mediodía: Aaaaaahhh… no… no… ¡Los bichos bolita, no!
Yo no quiero oír, renuncio.
Después no puedo dormir.
Crepúsculo: Concuerdo.
Aurora: Entonces, se reunieron los caciques:
Uno vino del Sur
Crepúsculo: Aquel vino del Norte
Mediodía: Éste vino del Este… Sí. ¡Vino del este! Es un vino riquísimo, se toma sin soda y con sanguchitos de jamón…
Luz de la Mañana le pega un coscorrón.

Aurora: Y el último del Oeste...

Entran cuatro caciques. Vienen de cuatro direcciones diferentes. Se paran en medio del bosque y se enfrentan. Los tres dioses, desde la primera colina, observan la escena con atención.

Aurora: Los caciques conversaron…
Crepúsculo: ¿Cómo? Si no se entendían…
Aurora: ¡Exactamente!
Se peleaban todo el tiempo,
no escuchaban qué decían.
Gritaban todos juntos,
se callaban a la vez
Y así las horas pasaban
sin saber muy bien qué hacer.
Primer Cacique: ¡Turukurú angoooooo clak!
Segundo Cacique: ¿Turukurú?
Tercer Cacique: Turukurú Ñamandué ¡Ug!
Cuarto Cacique: ¿Ug? ¿Ug? ¡Qué Ug ni Ug! ¡Te voy a dar Ug! ¿Ug a mí? ¡A mí nadie me dice Ug!
Aurora:                               ¡Ay! Las tribus ¡Qué dilema!
En lugar de hacerse amigas
se peleaban noche y día…
¡Y seguían los problemas!
Crepúsculo: El frío, los osos, los murciélagos, los escorpiones…
Aurora: ¡Y los bichos bolita!

Sol del Mediodía y los cuatro caciques gritan, saltan, se ponen pálidos, se espantan. Luz del Crepúsculo emite un ligero temblor.

Mediodía:                     ¡Basta! ¡Basta! Qué miedo, 
ya no quiero oír más, no sigas
Si escucho bicho bolita
me voy a hacer pis encima…
Crepúsculo: Concuerdo.
Aurora:                        Más por suerte para todos
ahí estaba el Gran Anciano
un viejito venerable
de milquichiquicientos años
Medio brujo, medio mago,
Medio jamón, medio pavo.
Sabía todas las cosas.
Todas las cosas sabía.
Vino hacia ellos y dijo
con furia no contenida…
Mediodía: ¡El gran Anciano! ¿En serio es el Gran Anciano?  ¡Faaaa!

Luz de la Mañana lo mira como diciendo “¡Callate!”. Entra el Gran Anciano. Se detiene frente a los cuatro caciques.

Gran Anciano:                  Hombres tontos, sabandijas,
nunca escuchan lo que digo,
que todo se soluciona
con sólo tres tristes trigos…
Primer Cacique: ¿Tres tristes trigos?
Cuarto Cacique: ¿Tres trisgos trites, triges, trogis...? ¿Eso?
Segundo Cacique: ¿Turukurú?
Tercer Cacique: ¿Ug?
Gran Anciano:               ¡Sí! Plantarán el primero.
Se comerán el segundo.
Y guardarán el tercero…

Cuando pase el invierno
llegará la primavera.
El trigo dará sus frutos
y de uno saldrán seis:

plantarán los dos primeros,
comerán los dos segundos,
guardarán los dos terceros…

Cuando pase el invierno
llegará la primavera
El trigo dará sus frutos,
doce saldrán de esos dos:

cuatro trigos plantarán,
cuatro trigos comerán,
cuatro trigos guardarán…

Cuando pase el invierno,
Llegará la primavera…

Cuarto cacique: Bueno, bueno, ya entendimos…
Tercer cacique: ¡Ug!
Gran Anciano:   Y así, de cada tres granos de trigo:
El primero plantarán,
El segundo comerán,
El tercero guardarán…

Los tres dioses observan todo desde lejos con atención.

Mediodía: (A Luz de la Mañana) Todo esto está muy lindo… Sí, muy fácil, pero ¿y los osos?
Crepúsculo: ¿Y los murciélagos?
Mediodía: ¿Y los escorpiones?
Aurora: ¡Y también los bichos bolita…!
Mediodía: Aaaaaaaaaaaaaaaahhh… Basta, basta… me voy ¿eh? Mirá que me voy y no vengo más… Se buscan otro dios…
Crepúsculo: Concuerdo.
Aurora: Escuchen, escuchen… ¡Presten atención!
Primer Cacique: Pero, señor venerable… Los hombres están enfermos. Ya no pueden trabajar…
Cuarto Cacique: Y necesitamos guerreros que nos protejan.
Tercer Cacique: ¡Ug!
Segundo Cacique: ¡Turukurú!
Gran Anciano:              Hombres tontos, sabandijas,
nunca escuchan lo que digo,
que todo se soluciona
con sólo tres tristes trigos…

Las cuatro tribus reunidas
elegirán un cacique.
Uno sólo para cuatro,
uno sólo el elegido….
Y le darán al cacique
el tercer grano de trigo…

El Gran Cacique elegido,
con los granos obtenidos,
nutrirá a las familias
que no han logrado cultivo.

Y a los ancianos y enfermos
que no puedan trabajar.
Y a los valientes guerreros
que guardarán el lugar.

Y para los malos tiempos
el resto conservará.

Y así de cada tres granos de trigo:
el primero plantarán,
el segundo comerán,
el tercero guardarán…
para el Gran Cacique.
Aurora:                                  Así comenzó todo,
así fue el principio,
de la vida de los hombres
en el valle entre dos colinas.

Araron, sembraron, regaron, cultivaron,
Esperaron un tiempo y los frutos cosecharon…

Y eligieron para todos
un solo Gran Cacique.
Su nombre fue…

Los cuatro caciques, frente al Gran Anciano, echan suertes. Se reparten cuatro espigas de trigo y comparan sus tamaños –gana el de la espiga más pequeña. El tercer cacique levanta el brazo declarándose vencedor.

Tercer Cacique: ¡Ug!

Los tres caciques restantes, se inclinan ante él. Salen, seguidos por el Gran Anciano.


Aurora: ¡Dientes de Leche!

Anatomía del Silencio #14

Al valle 
llegó un poeta. 
Cayó desde una altura considerable. 
Y se mató.  

Entonces llegó otro poeta 
-pues menester es continuar con esta historia- 
y éste llevaba paracaídas 
y una maleta llena de guantes 
que a nadie le quedaban. 
Y a todos les entró un odio terrible. 
Y echaban espuma por la boca.      
Y uno se disfrazó de burro. 

(En secreto las mujeres 
ansiaban encontrárselo de frente. 
Y los hombres de espalda 
pero nadie 
fue capaz de admitirlo frente al juez. 
Y en cambio se deshacían en insultos 
y hasta golpearon al juez 
y se comieron al burro). 

Como si fuera poco 
se supo que el poeta escribía 
un libro lleno de páginas en blanco 
sin una sola letra ni un sonido 
ni una gota de tinta en el margen.  

Y no estalló un escándalo 
de escasas repercusiones, 
poco ruido, 
nadie juró matar a nadie 
mas bien se quedaron en sus casas 
otra vez.  

Es que no había nada entre esas hojas… 
Ni un aliento de pájaro, ni un soplo.
Ni un leve murmullo persistente…

Margarana

Margarana tiene una bolsa de tela blanca donde guarda los años que va dejando atrás. Cuando un año termina Margarana lo estruja, lo hace una pelotita y lo guarda en esa bolsa de donde cada tanto saca uno al azar. Y así como todo un árbol brota de una semilla, del año hecho una bolita brotan los recuerdos que Margarana ha ido acumulando poco a poco: recuerdos de un prado donde se aburre en verano, de un oso de peluche que llora en un baúl o de un muchacho que la mira ceñudo desde detrás de un árbol ¿Está enojado o es solamente tímido? - piensa Margarana - ¿Será que no se atreve a hablar? El joven suspira. Margarana sonríe. Entonces se decide y le lanza un ovillo de lana para enredar con él los caminos de sus vidas o para ayudarla a orientarse a través de un laberinto – con un minotauro torpe que la persigue – un laberinto que es también una ciudad donde Margarana - que ya no es más una niña – busca trabajo entre un montón de hombres misteriosos que la acechan, como acechaban a Ulises las sirenas en el medio del mar. 

Esos recuerdos a veces se confunden porque la historia de Margarana contiene muchas otras historias, como esas muñecas que contienen muñecas, una más pequeña que la otra. Salvo que en la historia de Margarana las niñas, las mujeres y también los niños y las viejas brujas malas que esconde en su interior, no son ni más ni menos pequeñas que la misma Margarana. Tanto que a veces piensa que no es ella la que cuenta esas historias, sino que son más bien esas historias las que la cuentan a ella. Así como así nomás. Por eso la historia de Margarana es una historia especial entre todas las historias. 

Y no sólo por eso. 

Es que la historia de Margarana es también la historia de mi vida, mi propia historia, la que les voy a contar. 

Y ustedes sabrán disculpar si de tanto en tanto se me mezclan otros relatos de otras vidas o de otros tiempos, porque mi memoria, a fuerza de entrelazar cuentos, se ha vuelto un poco torpe y de tanto en tanto, cuando intento por ejemplo, acordarme de mi primer novio, me embarullo y en lugar de un dentista me saca a pasear un príncipe y en lugar de un ramo de flores me regala un anillo con un diamante en cuyo interior habita un genio maligno que no sabe si existe, pobrecito, y que se la pasa todo el día pensando, pensando, pensando...*

* Margarana obtuvo el Tercer Premio en el Quinto Concurso de Novela Los Jóvenes del Mercosur y fue publicada por la editorial Comunicarte en 2012.